La posibilidad de establecer comunicación social a través de la computadora ha modificado los conceptos y modelos de la ciencia de la comunicación. Por eso se introduce el concepto “comunicación mediada por computadora”, entendida como la transmisión y recepción de mensajes en donde la computadora cumple funciones de enlace para dar entrada y salida a las diferentes interacciones, además de tener la capacidad de almacenar las comunicaciones con el apoyo de distintas herramientas.
La cultura de masas también se analiza de otro modo con la introducción de Internet, porque éste, aunque considerablemente masivo, deja de ser predominantemente un medio unilateral de comunicación (como se atribuye a la radio, la televisión, el cine), sino que nos permite dialogar con otros de forma personal; no es un medio indirecto, sino que se dirige a nuestra persona. De este modo se pueden llegar a crear experiencias más integradoras, que permiten “saltar” de la comunicación masiva a la interpersonal o a la virtual.
En consecuencia, el modelo vertical emisor-mensaje-receptor no funciona para la comunicación mediada por computadora, debido a que el proceso no es lineal sino que fluye en distintas direcciones (de emisor a receptor y viceversa, de los medios al emisor y al receptor y de estos a los medios), además de que cada uno tiene características y aspectos específicos a considerar.
Las características de los medios marcan la diferencia de una generación a otra (como se ve en la historia de la educación a distancia), pero también son importantes las características del emisor y el receptor, como su ideología, historia, emotividad, intención, capacidad mental y expresiva y su manejo de códigos, siendo sujetos multimediados.
Las condiciones que impone la comunicación mediada por computadora alteran la relación espacio-temporal entre emisor (o fuente) y receptor (o destino), y a la vez, la distancia espacial entre los comunicantes se acorta desde que comparten situaciones de aprendizaje en un ambiente común.
La comunicación virtual no se enmarca en tiempos ni distancias definidas, pero también son reales, múltiples, anónimas y con la alternativa de intercambiar no sólo mensajes escritos, sino con audio e imagen.
Las plataformas se organizan en torno a redes que promueven la creación de comunidades interactivas (virtuales), donde es fundamental la socialización, el aprendizaje activo y colaborativo.
Aunque es necesario disponer de las condiciones tecnológicas para la comunicación y por tanto disponer de los recursos tecnológicos adecuados, la interactividad depende en gran parte del ambiente comunicacional de aprendizaje que se fomente.
Es importante señalar que la tecnología está al servicio de la comunicación en ambientes virtuales de manera flexible porque permite atender las necesidades individuales de los participantes con el fin de lograr efectivos entornos de aprendizaje que se apoyen en la interactividad entre profesores y estudiantes.
Aunque los autores no se ponen de acuerdo en la definición entre interacción e interactividad, aquí la interacción comprende un “conjunto de acciones y actividades predeterminadas por el diseño instruccional del curso para que el aprendizaje ocurra” (Gutiérrez, 2005, p. 15). Y la interactividad a la construcción social que realizan los participantes al intercambiar mensajes y lo que con ello manifiestan (Cfr. Idem).
Además, la formación de una comunidad interactiva en la educación a distancia implica construir nuevos saberes, hacer uso de conocimientos, habilidades y actitudes que es preciso adquirir y/o desarrollar, más aún, para quienes su manera habitual de comunicarse era (o es) básicamente frente a frente con el interlocutor.
Lectura consultada: Medina Mayagoitia, Norma, “La comunicación en línea. Procesos y Características”, Educación a Distancia de la Dirección General de Difusión de la UAA, Aguascalientes, Agosto 2007.
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